RENNES

20-24 de Julio de 2010

Dejamos Burdeos con la sensación de querer volver, con lástima por acabar la estancia camino de Rennes, la capital de la Bretagna. Dejamos Burdeos a las 9 de la mañana con 22,5 grados y preparada para recibir el Tour dos dias después.

Niort y Nantes son las grandes ciudades que encontramos en el camino de Rennes pero paramos en Cognac para hacer algunas compras (evidentemente cognac) y tomar un café. Durante el camino aprovechamos algun "Aire" para comer y hacer parada. Las áreas de servicio francesas las encuentras cada 10-15 km aproximadamente. Pocas tienen bar o restaurante. La parada la realizamos en una área normal, con sombras, fuente, y baños.
Llegamos a media tarde a Rennes a otro apartahotel, el Hotel Citea Rennes, situada muy cercano al centro de la Ciudad, apenas un paseo inferior a diez minutos nos deja en la Place de Sainte-Anne. El apartamento está bien. Wifi y aparcamiento del hotel.

En Rennes ya no descubres la influencia parisina (o a mi me lo parece). La arquitectura, la comida, la disposición de las mesas en los restaurantes... te informan que estás en otra Francia.

Vale la pena pasear por las plazas de Santa Ana, des Lices y Catedral, así como las calles que de ellas salen o las enlazan. Bares, terrazas, creperies y creperies. Sobretodo creperies. Las crepes son la reina de la comida bretona junto a los mejillones (con patatas fritas). Para beber, sidra.

La plaza del ayuntamiento y la del Parlamento son plazas más espaciosas, más abiertas con edificios imponentes.




El rio Vilaine divide la ciudad en dos partes (como casi siempre). Pasado el rio hacia el sur se descubre una ciudad más residencial, menos nocturna, imagino que menos universitaria que la parte norte.





Rennes nos sirve como base para descubrir la zona central, norte y oriental de la Bretagna. Desde allí realizamos diferentes excursiones.
COUMBOURG

Queremos llegar pronto a Mont Saint Michel para no encontrar la gran concentración de visitantes  que congrega nuestro destino. Camino de Mont Saint Michel Pilar me comenta de parar a tomar un cortado en Coumbourg, pueblecito que apenas queda a unos kilometros de la carretera principal. Nada más bajar del coche, nos ponemos un jersey sobre nuestras camisetas de verano. A los cinco minutos nos ponemos un anorak (15 grados). En vez de buscar el bar para tomar el café Pilar me comenta que hay un castillo donde había nacido Chateubriand mientras me muestra la indicación del camino hacía el castillo. Vamos a estirar un poco las piernas antes del cortado. Llegamos a las puertas de los jardines (después descubrimos que es un bosque) y sin saber muy bien como estamos pagando las entradas para visitar los jardines.
Los jardines son la antesala de un castillo de ensueño. Los jardines son un bosque de castaños,  frondosos caminos, lago. Una zona que invita a pasear, a perderse. El bosque, porque aquello era un bosque aunque lo llamen jardin, planteaba la posibilidad de hacer diferentes recorridos. Evidentemente lo hicimos entero, no sé como, pero entero.
Esto es un jardin?

Dos horas más tarde salimos del castillo su jardin y su bosque, con las piernas estiradas y nos dedicamos a conocer el pueblo de Coumbourg, un pueblo  tranquilo, con casas no para hospedarse sino para vivir. Finalmente compramos un cruasan y tomamos el café.                                       

Grácias al cafe de Pilar descubrimos un pueblo precioso que me dejo la sensación de que podía ser un lugar dónde yo podría vivir. Además, según anunciaban las inmobiliarias las casas no tenian un precio imposible.

MONT SAINT MICHEL


Fortificación realizada sobre una isla apenas separada del continente por una lengua  que se inunda cuando la marea sube y que ahora cumple funciones de carretera de acceso.
En la isla una fortificación. En la fortificación una montaña. En la montaña una iglesia. Calles angostas, empinadas, con escaleras y con turistas en todos sitios, en las escaleras, en las calles empinadas y angostas, en la iglesia, en la montaña, en la fortificación, en todos sitios. Era hora punta. Las 11'30 de la mañana. El café de Coumbourg nos impidió ver Mont Saint Michel. Ahora bien, vimos turistas en Mont Saint Michel.
Al margen de mi lamento, es recomendable e imprescindible estar en Mont Saint Michel, es un espectáculo y si es posible comprar alguna foto aérea del islote con la marea alta y con la marea baja.

CANCALE

El puerto de Cancale es el motivo original de nuestra visita a la Bretagna. El posible origen breton de mi apellido Helvant lo situa en la Ville de Cancale. Pues a Cancale hemos de ir!

La llegada a Cancale Port es preciosa, conviene pararse si la carretera os lo permite y no dejar la fotos para la vuelta porque te obligan a salir por otra carretera (por eso no tengo fotos preciosas del puerto de Cancale y su playa desde una posición panorámica).
Pueblo vinculado a la mar. A la pesca. El producto por excelencia es la ostra. Muy buena y barata. El paseo que acompaña el litoral presenta uan oferta generosa de restaurantes y bares. Al final del paseo encontramos puestos de venta de ostras.

El restaurante dónde tuvimos la oportunidad de comer no sólo disponía de una vista al mar de primer orden sino que los entrantes que sirvieron con el aperitiv podian haber sido la comida. Comida abundante, de acento marinero, buena y barata. Vale la pena.


SAINT MALO


Ciudad de corsarios. Ciudad de marinos. Ciudad fortificada. Tambien ciudad turística. 
El paseo por las calles de Saint Malo intramuros a media tarde, con el cielo azul intenso y amenazante de lluvia te transporta a otro tiempo. El tiempo de trasiego de marinos que emarcaban, que buscaban tripulación para enrolarse en alguna aventura de la que no se puede asegurar el retorno. Te invade el olor a mar ya las gentes del mar con mayúsculas. No era ciudad de pescadores que entraban y salían en el dia. Es una ciudad dónde la salida al mar abría un viaje a otros mundos. No solo el trasiego corsario. También las relaciones comerciales que abrieron con toda ciudad de costa.
Si pasear por las calles es interesante mucho más lo es pasear por las murallas que dan al mar. Observar la inmensidad de islotes que se levantan en la entrada marina a la ciudad y que debe hacer del conocimiento de cada islote el único salvoconducto posible para acceder al puerto.
Bajando de las murallas llegamos a la playa dónde los niños juegan en la orilla y los chicos más mayores pasan el verano practicando deportes naúticos.


PAIMPONT
Tumba del Mago Merlin

Para ser un bosque inexistente ha dado mucho que hablar y ha inspirado a numerosos autores. Brocéliande, situado a unos 30 km de Rennes, es la vertiente legendaria de un bosque muy real, el bosque de Paimpont, en el municipio del mismo nombre. Aquí, los fantasmas de los Caballeros de la Mesa Redonda no andan lejos y a algunos no les costará percibir a Lancelot cerca del Valle sin Retorno. Y ¿no será aquello la silueta de Viviane? ¿Allí junto a la fuente de Barenton? El hechizo surte efecto por un sortilegio lanzado por alguna hada discreta. Porque… ¿quién puede aventurar lo que sucederá en el corazón de la propiedad del Mago Merlín?

Los lagos tienen nombres de ensueño, empezando por el Espejo de las Hadas (Miroir-aux-fées). Llevado por la imaginación es fácil dejarse arrastrar hacia un mundo maravilloso repleto de fuentes en ebullición, elfos y hadas. Es el encanto único de este bosque que se las ingenia para mezclar la leyenda con lo real, el mito con la historia. No sorprende pues que en la iglesia de Tréhorenteuc los símbolos cristianos y artúricos se mezclen en un vitral que representa a los apóstoles alrededor del Grial.

 La visita a la tumba del Mago Merlin, la fuente de la Juventud eterna...pero sobretodo pasear. Es un dia para pasear por este bosque mágico.


JOSSELIN

Josselin es otro de los pueblos que descubres. Aparece como pueblo de relleno para completar el itinerario de un dia y resulta que tiene encanto para pasar el dia entero. Pasear por el pueblo, comer en él. Subir a su campanario y visitar los jardines y castillo dan para una jornada.

BURDEOS

17-20 de Julio de 2010

El embarque en Palma con destino a Barcelona es el inicio de esta aventura de dos semanas que emprendemos camino de la Bretagna francesa.
La travesia de siete horas en el barco pasa sin sentir, más bien, de forma agradable. Tan sólo nos quedamos con el aquello de no haber subido los bañadores para disfrutar de un baño en la piscina de cubierta.
El sol y la brisa del mar acentuan un color moreno muy agradable en nuestros rostros, energia solar  que permiten afrontar lo que esperamos sean dos semanas de escaso sol.

Después de dejar el coche en un parking cercano al Clot y asentarnos en el piso de la avenida Meridiana dónde vive Ferran quedamos con Borja.
Borja nos hace de anfitrion por el barrio de Gracia que soporta una temperatura de 32,5 grados. Cenamos en una de esas preciosas y vivas plazas del barrio de Gracia y nos despedimos hasta el regreso.

El dia siguiente al 17 de julio muy tempranito, a las 7'30 horas (con 25 grados a esa hora), tomamos camino de la frontera francesa por la Junquera (como hicieran 74 años antes tantos españoles). A la altura de la Junquera coge el coche Pilar para tomar camino de Perpignan, Narbonne, Carcassone,... dirección Tolosa-Burdeos. Los primeros kilometros franceses, hasta la altura de Carcassone son caminos que nos recuerdan el viaje que hicimos a Perpignan y nos movimos por lo que algunos llaman Catalunya Nord, otros  la marca aragonesa y los franceses, simplemente, Languedoc-Rossellon.

Hacemos parada para comer (prontito ya que en Francia se come temprano, alrededor de las 13 horas) en AGEN.
Agen me recuerda al Tour, a esos pueblos frondosos por los que pasa la carrera francesa. Comemos en un restaurante de apariencia modesta y de deliciosa cocina llamada Côte Jasmin.

A media tarde, antes del cierre de la entrada en el hotel, entramos en Burdeos discutiendo contra el inmutable GPS, debido a que los franceses llaman Boulevard a un desvio o una lateral de una Rue, y debido a ello estuvimos más tiempo del deseado buscando el hotel que teniamos enfrente de nuestras narices todo el tiempo.

Es un apartahotel a 10 minutos andando del centro de Burdeos (Appart'City Bourdeux Centre) con servicios de internet por cable y garage. El apartamento es muy comodo y está bien para desayunar o hacer alguna ligera comida o cena.

Burdeos, se nos antoja una ciudad agradable, de tamaño humano, de unos 250.000 habitantes, de temperatura más agradable, 25 grados a las siete de la tarde. Una nutrida presencia en la calle hacen que sea agradable el paseo, el callejeo, perderse por la ciudad, por las calles, por sus plazas... Tomar una cerveza en cualquier terraza con la temperatura de primavera hacen que simplemente ese hecho sea delicioso.

El  mercado de los Grandes Hombres (dedicado a los Voltaire, Rousseau, Montesquieu...) es un mercado de arquitectura moderna y centro de vida matinal para los desayunos y comidas. La ribera del rio Garona cercana al centro histórico es una fachada monumental y bien resuelta que anima al paseo y a vivirla.

Ciudad para comer bien, pasear, estar un fin de semana largo. Ciudad para repetir estancia sólo por el gusto de estar, sin necesidad de descubrir nada especial.
Para cenar la Place du Parlament ofrece diferentes restaurantes, de ambiente muy francés, muy parisien diria. Nosotros lo hicimos en el Bistrot d'Eduard.

SAINT EMILION. El vino de Burdeos es el vino. Burdeos es el vino y Saint Emilion es el Burdeos de Burdeos. Además del vino, el pueblo de Saint Emilion es precioso. Pueblo en una colina, de trama y aspecto medieval, rodeado de viñas y viñas. El Grand Cru de Saint Emilion es una joya del vino.